Un radical nunca falla
Por Pepe Levy
Hay noticias que uno no quisiera dar nunca.
Y hay silencios, como el que dejó Hernán Damiani la noche del miércoles 15, que pesan más que cualquier palabra.
A Hernán lo conocí hace más de treinta años, en esos tiempos en que la política todavía se discutía cara a cara, sin redes ni cámaras, pero con convicciones. Era, ante todo, un hombre de palabra. De esos que podían debatir con firmeza sin perder el respeto, que no necesitaban gritar para hacerse escuchar.
Recuerdo una anécdota que siempre cuento y que hoy me vuelve con otro sabor. Lo invité una vez a un programa en Montecarlo; estaba con gripe, con fiebre, apenas podía hablar. Pero igual vino. “Un radical nunca falla”, me dijo. Y así, con la voz tomada y el cuerpo cansado, se sentó frente a cámara e hizo el programa entero. Ese era Hernán: el compromiso como una forma de estar en el mundo.
Hace casi 2 años lo tuve otra vez en el piso, en el último programa del ciclo 2023 del “El Foro”. Charlamos largo, con esa lucidez y esa serenidad que dan los años y la experiencia. Habló de política, sí, pero también de ética, de coherencia, de esas cosas que parecen pasadas de moda pero que sostienen la dignidad de los hombres públicos.
Dijo algo que me quedó resonando: que los radicales verdaderos no cambian de camiseta por conveniencia, que respetan tanto el voto popular que aceptan la derrota con la frente en alto. Que hay que saber para qué se busca el poder, y para quién.
Anoche, frente a las cámaras, la vida se le detuvo mientras hacía lo que hizo siempre: hablar con convicción, sostener sus ideas.
Y uno no puede dejar de pensar que fue fiel hasta el último segundo a su manera de ser.
Hernán Damiani fue muchas cosas: diputado nacional, legislador provincial, presidente del Comité, dirigente, militante. Pero por encima de todo eso, fue un hombre que creyó en la política como herramienta de transformación. Que apostó por la democracia interna, por la formación de los jóvenes, por la libertad y la justicia como ejes de un mismo camino.
Hoy (o el miércoles) la provincia pierde a un referente, y muchos perdemos a un amigo.
A mí me queda el recuerdo de su voz grave, su mirada franca y su sentido del humor. Me queda aquella frase —que hoy suena como un legado—: “Un radical nunca falla.”
Descansá en paz, Hernán.
Tu palabra sigue viva en los que todavía creemos que la política puede ser un acto de nobleza.






