“El acompañante terapéutico necesita amor, paciencia y vínculo”
Entrevista | Silvia Maldonado, acompañante terapéutica
En el marco del Día Mundial del Acompañante Terapéutico, el programa Audiodinámica de Radio El Pueblo 102.9 FM, conducido por Pepe Levy, recibió en el estudio a Silvia Maldonado, acompañante terapéutica de Montecarlo, para conversar sobre esta labor esencial que combina profesionalismo, vocación y sensibilidad humana.
Durante la charla, Silvia compartió su experiencia, reflexiones y desafíos cotidianos en una tarea que exige empatía, compromiso y trabajo conjunto con las familias y otros profesionales de la salud.
“Hay que tener mucho amor por lo que se hace”
Silvia recordó cómo nació su vocación:
“Muchas veces uno empieza por experiencias personales, acompañando a un ser querido, y cuando se presenta la oportunidad de estudiar y formarse, lo hace con mucha ilusión. Pero no es fácil: requiere preparación y sobre todo, vocación.”
Destacó que el acompañante terapéutico debe trabajar desde el afecto y la paciencia:
“Tenés que tener mucho amor por lo que hacés. Porque más allá de la técnica, lo más importante es el vínculo. Si no hay vínculo con el paciente, cuesta muchísimo avanzar.”
“La familia también necesita acompañamiento”
Uno de los aspectos más profundos de la entrevista fue la importancia del entorno familiar en los procesos terapéuticos.
“No solo el acompañante cumple un rol con el paciente, la familia también. Muchas veces la familia necesita asistencia psicológica para poder aceptar la situación, entenderla y acompañar de verdad. Si la familia no acepta, todo se vuelve más difícil.”
Silvia explicó que el trabajo del acompañante es una labor interdisciplinaria, que se realiza en conjunto con psicólogos y otros profesionales de la salud:
“El psicólogo nos marca las pautas de trabajo. Nosotros no podemos intervenir sin un diagnóstico profesional. Es un trabajo en equipo, con mucho respeto y coordinación.”
Infancias y desafíos actuales
Consultada sobre qué grupo etario presenta mayores desafíos, Silvia fue contundente:
“Los niños. No porque sean difíciles, sino porque muchas veces no entienden lo que les pasa. Y si la familia no acompaña, cuesta mucho avanzar. El acompañante está unas horas, pero la familia está todo el día.”
También se refirió al creciente uso de dispositivos electrónicos desde edades tempranas:
“Hoy muchos chicos son adictos al celular. Es algo que pasa sin darnos cuenta. Se usa para calmarlos, para entretenerlos, pero eso genera dependencia y dificulta el vínculo real. Hay que volver a mirar, a hablar, a poner límites.”
“La confianza se construye de a poco”
Maldonado explicó que el primer paso siempre es crear un vínculo de confianza con el paciente, algo que se construye con tiempo y coherencia:
“Al principio, el acompañante tiene que trabajar solo con el paciente. Si están los padres, el niño se comporta distinto. Después, cuando hay confianza, la familia puede sumarse. Pero la confianza es la base de todo.”
El proceso terapéutico, agregó, no tiene tiempos exactos, sino que depende del diagnóstico, del acompañamiento profesional y del compromiso familiar.
“Vivimos con prisa y olvidamos lo esencial”
En un tramo muy humano de la entrevista, Silvia reflexionó sobre los ritmos actuales y la falta de tiempo para conectar con los afectos:
“Vivimos apurados. No nos detenemos a hablar con nuestros hijos, a preguntarles cómo están. Y eso genera distancia. Un abrazo, una sonrisa, un ‘buen día’ pueden cambiarle el día a alguien. Son cosas pequeñas, pero poderosas.”
“Vos sabes el abrazo lo que cura…”, resumió con emoción.
Un oficio de amor y compromiso
El diálogo concluyó con un mensaje de reconocimiento a la labor de los acompañantes terapéuticos, profesionales que actúan muchas veces en silencio, sosteniendo procesos de enorme valor humano.
“Acompañar no es solo estar: es escuchar, comprender, tener paciencia y ayudar a construir autonomía. Es un trabajo que transforma vidas, pero también transforma a quien lo ejerce.”
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