Vacunas, prevención y responsabilidad: una mirada desde la pediatría en tiempos de desinformación
La doctora Ángela Martínez, pediatra de Montecarlo, dialogó con Radio El Pueblo en un contexto donde el debate sobre las vacunas volvió a ocupar la agenda pública nacional. En su paso por el estudio, abordó los mitos más frecuentes, los riesgos de la baja cobertura y la importancia de sostener la vacunación como una política de salud pública fundamental.
“Las vacunas no evitan que nos enfermemos, pero sí disminuyen enormemente el riesgo de morir o de tener cuadros graves”, explicó.
Vacunas: una herramienta científica al servicio de la vida
Martínez fue clara al diferenciar el debate reciente en torno a vacunas alternativas o discursos mediáticos, de la realidad de las vacunas de calendario, que forman parte del sistema de salud argentino desde hace décadas.
A diferencia de las vacunas COVID —que generaron controversias en los últimos años—, las del calendario nacional:
✔ han pasado todas las etapas de investigación
✔ fueron aplicadas a varias generaciones
✔ demostraron seguridad y eficacia sostenida
“No existe evidencia de daños provocados por estas vacunas. Lo que sí existe es evidencia de las enfermedades que vuelven cuando las coberturas bajan”, remarcó.
El retroceso en las coberturas: una alarma silenciosa
Según la pediatra, luego de la pandemia se produjo un quiebre en los niveles de vacunación.
Antes, la exigencia de tener el calendario completo para acceder a programas alimentarios funcionaba como incentivo. Hoy, con cambios en los programas sociales, el contacto con el sistema de salud es menor y los controles han disminuido.
A esto se suma un problema estructural:
Aumento del bajo peso infantil
Dificultades económicas para acceder a una alimentación adecuada
Menor seguimiento sanitario de niños y niñas
“Un niño mal nutrido y sin vacunas tiene el doble de vulnerabilidad”, advirtió.
Qué cubre el calendario de vacunación en Argentina
La doctora recordó que Argentina cuenta con uno de los calendarios más completos del mundo, con múltiples aplicaciones durante los primeros meses de vida.
Entre las principales coberturas se encuentran:
Hepatitis B
Tos convulsa (coqueluche)
Neumonía
Meningitis
Haemophilus influenzae
Triple viral (sarampión, rubiola y paperas)
El foco de preocupación actual está puesto en el sarampión y la tos convulsa, enfermedades que están volviendo a circular en algunas provincias.
Viajes, vacaciones y riesgo de brotes
Uno de los puntos más sensibles que planteó Martínez es el aumento del riesgo durante los períodos de vacaciones.
Al viajar a zonas donde ya hay circulación de virus, y regresar sin esquemas completos, se generan condiciones ideales para la aparición de brotes locales.
“El sarampión es una enfermedad que podemos prevenir. Con las dos dosis, el niño tiene una protección del 90%”, explicó.
Vacunar no es evitar la enfermedad: es evitar la tragedia
Uno de los mitos más frecuentes, según la pediatra, es que la vacuna “no sirve” si la persona igual se enferma, sin embargo y a pesar de que la vacuna no impide siempre el contagio, es una realidad que reduce drásticamente la gravedad de la enfermedad, disminuye hospitalizaciones y salva vidas.
Esto aplica también para la vacuna antigripal, la vacunación en adultos mayores y los refuerzos en embarazadas
En el caso de la tos convulsa, recordó que incluso se incorpora la vacunación en mujeres embarazadas para proteger a los recién nacidos.
Nutrición, defensas y una mirada integral de la salud
Martínez insistió en que la salud infantil no depende solo de las vacunas. Un niño correctamente alimentado, con hábitos saludables y con controles regulares, desarrolla un sistema inmune fuerte.
La combinación ideal es tener el calendario de vacunas completas, buena alimentación y controles médicos periódicos.
“Si una de esas patas falla, toda la estructura se debilita”, sostuvo.
Cobertura local: una preocupación concreta
Uno de los datos más sensibles de la entrevista fue el nivel de cobertura actual en Montecarlo. Según la doctora, la ciudad no alcanza ni siquiera el 60% de calendarios completos, a pesar de la disponibilidad de vacunas, las campañas casa por casa y el trabajo permanente de promotoras de salud.
“No es falta de recursos, es falta de decisión de los adultos”, afirmó con crudeza.
El valor de la prevención y el rol del Estado
Otro aspecto clave fue el alto costo real de las vacunas. Martínez explicó que, de tener que pagarlas de forma particular, la mayoría de las familias no podría afrontar ese gasto. Por eso, el sistema público las financia: no como un gasto, sino como una inversión en prevención.
“Siempre es más barato prevenir que curar”, señaló.
Un mensaje final a las familias
En el cierre, la doctora dejó un mensaje directo:
“Vacunar no es un acto de dolor. Es un acto de responsabilidad.”
Reconoció el miedo natural de los padres, pero advirtió que el verdadero riesgo está en no proteger.
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