Gustavo “Lacha” Lazzari: “El verdadero desafío es si Argentina consolida un cambio de era”
El economista Gustavo “Lacha” Lazzari visitó los estudios de Radio El Pueblo 102.9 FM en el marco de su paso por Montecarlo, donde brindó una charla organizada por la Cámara de Comercio e Industria local (CACIM), y dejó definiciones contundentes sobre el presente económico argentino y los desafíos que se proyectan hacia el año 2026.
Durante la entrevista, Lazzari sostuvo que la Argentina atraviesa un momento bisagra de su historia económica, comparable con otros grandes cambios estructurales del pasado, y advirtió que el punto central no es la implementación de un plan económico coyuntural, sino la posibilidad de consolidar un cambio de reglas de juego de largo plazo.
“El 2026 es el año donde se convalida un cambio de régimen o se convierte esto simplemente en un plan económico. Son conceptos totalmente distintos”, explicó.
Cambio de plan o cambio de era
Según explicó, en las últimas décadas el país se acostumbró a alternar distintos planes económicos —algunos más exitosos que otros— pero sin modificar los incentivos profundos que condicionan el desarrollo, la inversión y el trabajo.
En ese sentido, remarcó que lo que hoy está en discusión es si la Argentina avanza hacia un cambio de era, con reglas estables pensadas para las próximas décadas, o si todo quedará reducido a un esquema transitorio que, tarde o temprano, volverá a fracasar.
“Un plan económico puede durar cinco, siete o diez años. Un cambio de régimen es un cambio de incentivos para treinta años, algo que en nuestra vida prácticamente no hemos visto”, sostuvo.
Para Lazzari, la diferencia es clave: un plan económico permite adaptaciones individuales, mientras que un cambio de régimen redefine el funcionamiento completo del sistema productivo, laboral y fiscal.
Una demanda que surge desde la sociedad
El economista señaló que, a diferencia de otros momentos históricos, el reclamo por un cambio profundo no surge exclusivamente de la dirigencia política o económica, sino desde la propia sociedad, atravesando distintos niveles sociales y etarios.
Mencionó especialmente a los trabajadores independientes, jóvenes emprendedores y sectores que hoy se mueven en la informalidad o buscan oportunidades fuera del país, como señales claras de un sistema que dejó de ser atractivo para quienes quieren progresar a partir del esfuerzo propio.
“La sociedad eligió de abajo hacia arriba un basta: cambien la forma de hacer negocios en la Argentina para que esto definitivamente progrese”, afirmó.
En ese marco, sostuvo que la informalidad y la emigración no son fenómenos culturales, sino respuestas racionales frente a un esquema que desalienta el trabajo formal y la inversión.
“La gente quiere trabajar tranquila. Lo único que pide es que la dejen de molestar. Eso es una demanda de un régimen distinto”, resumió.
El impacto del ajuste y el “shock” económico
Consultado sobre la modalidad del ajuste económico, Lazzari afirmó que la Argentina no tenía margen para un proceso gradual y que el escenario actual responde a un ajuste de shock, con efectos inmediatos y dolorosos en distintos sectores.
“Argentina no tenía opción. Estos cambios son de shock, y el shock duele, confunde y desorienta, porque estamos en el medio del entrechocar de la ola”, explicó.
Explicó que ese impacto genera incertidumbre, especialmente porque el país no está acostumbrado a convivir con escenarios de baja inflación y competencia real, donde ya no existen “atajos” como el atraso cambiario o la licuación de costos.
“No te va a salvar el tipo de cambio ni la inflación. Te tiene que salvar la cirugía de costos, la innovación y la eficiencia, y es un partido que prácticamente nunca jugamos”, señaló.
Trabajo, sindicatos y empleo formal
Lazzari también se refirió al rol de los sindicatos y al sistema laboral argentino. Diferenció entre las organizaciones que defienden genuinamente al trabajador y aquellas prácticas que, bajo una lógica de hiperprotección, terminan expulsando empleo hacia la informalidad.
“La mejor forma de defender al trabajador es que haya muchas oportunidades de trabajo. Todo lo demás es accesorio”, afirmó.
Advirtió que los bloqueos, la industria del juicio y la excesiva litigiosidad no protegen al empleo, sino que generan el efecto contrario.
“Un sindicato que no protege a la fuente de trabajo no protege al trabajador”, sentenció.
En ese sentido, planteó la necesidad de revisar profundamente el marco legal laboral para favorecer la creación de trabajo registrado y reducir los incentivos a la informalidad.
Presión fiscal y críticas a Ingresos Brutos
Uno de los tramos más enfáticos de la entrevista estuvo vinculado al sistema impositivo argentino y, en particular, al impuesto sobre los Ingresos Brutos, al que calificó como uno de los principales obstáculos para el desarrollo productivo.
“Ingresos Brutos es un mal impuesto. Grava la creación de valor, no el valor agregado. Grava trabajar”, sostuvo.
Lazzari explicó que se trata de un tributo confuso, opaco e inequitativo, que genera acumulación de saldos a favor y desalienta la formalidad.
“Cuando mezclás confusión, complejidad y opacidad, no sale un jugo de naranja: sale corrupción”, afirmó.
En relación a Misiones, señaló que la provincia es un caso emblemático de estas distorsiones, con múltiples controles internos que funcionan, en la práctica, como aduanas interiores, encareciendo costos y desalentando la actividad comercial.
“La aduana interior está prohibida por la Constitución. Sin embargo, tenemos más controles adentro que en la frontera”, cuestionó.
Constitución, reglas de juego y sector privado
El economista hizo hincapié en la importancia de respetar la Constitución Nacional como marco básico de reglas de juego para el desarrollo económico.
“La Constitución es la regla de juego. No se puede jugar un partido cambiando las reglas en el medio”, afirmó.
Asimismo, llamó al sector privado a asumir un rol más activo en la defensa institucional y económica, advirtiendo que la pasividad empresaria durante décadas permitió la consolidación de un sistema altamente regulado y poco competitivo.
“Buena parte de la culpa es nuestra, del sector privado, por no haber dado estas discusiones a tiempo”, reconoció.
Mirando hacia adelante
Para cerrar, Lazzari se mostró optimista respecto al futuro, aunque aclaró que el proceso no será sencillo ni inmediato.
“Fácil no existe más. Hay que tachar esa palabra del diccionario”, afirmó.
Sostuvo que el cambio es inevitable, impulsado por transformaciones tecnológicas y sociales que vuelven inviable sostener modelos cerrados y altamente regulados.
“El desafío es grande, pero estamos hablando del trabajador y del empresario más resiliente del mundo”, concluyó.
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