Enrique Günther y la génesis de la Fiesta Nacional de la Orquídea
Entrevista | Enrique Günther, expresidente de la Asociación Promotora de Turismo y Cultura
En diálogo con Audiodinámica de Radio El Pueblo, Enrique Günther compartió recuerdos de su paso por la Asociación Promotora de Turismo y Cultura, donde entre 1990 y 1995 fue presidente y uno de los impulsores de la Fiesta Nacional de la Orquídea. Su relato recupera la historia del evento, el nacimiento del Laberinto Vegetal y la visión de convertir a Montecarlo en un polo productivo de orquídeas.
Los primeros pasos: de una idea a un proyecto comunitario
Günther recordó que su vínculo con las orquídeas comenzó en los años 70, cuando inició su colección en el Instituto Agrotécnico Línea Cuchilla. Tras regresar a Montecarlo en 1989, junto a Billy Baden soñaron con crear un polo productivo de orquídeas en la ciudad. La oportunidad surgió al integrarse a la Asociación Promotora de Turismo, que en aquel entonces recaudaba fondos mediante bailes y asados para mantener el Parque Fortis.
“Nos parecía injusto competir con los chicos de las escuelas que también hacían empanadas y rifas para sus viajes de estudio. Entonces propusimos una alternativa: crear un parque con un laberinto vegetal que generara recursos propios”, contó.
El Laberinto Vegetal: una innovación que financió al parque
El proyecto se concretó en poco más de un año y en 1991 ya estaba en funcionamiento. “A los dos meses de inaugurado, con la afluencia turística ya teníamos fondos suficientes para cubrir un año de sueldos del personal del parque”, recordó Günther.
El diseño original incluía un recorrido hasta el centro con una planta nativa de yerba mate, un puente y una salida alternativa. Aunque la versión definitiva quedó más sencilla, el atractivo fue un éxito y permitió mantener en blanco a dos trabajadores estables durante toda su gestión.
La fiesta como motor de desarrollo
En aquellos años, la Fiesta Provincial de la Flor ya existía. La creación de la Fiesta Nacional de la Orquídea no fue un simple título honorífico, sino parte de un plan estratégico:
“La idea era posicionar a Montecarlo como un polo productivo, acompañados por la Asociación Orquideófila local y hasta con una asociación infantil de orquideófilos para formar nuevas generaciones”, explicó.
Los lanzamientos de la fiesta llegaron incluso a Buenos Aires, con presentaciones en la Casa de Misiones y vínculos con asociaciones orquideófilas de otras provincias.
Una visión de futuro: el Parque Vortisch hasta 2050
Durante su gestión, la promotora proyectó al Parque Juan Vortisch como un pulmón verde a largo plazo: un espacio natural de 10 a 15 hectáreas que en 2050 formara parte del corazón urbano de Montecarlo, inspirado en grandes parques del mundo.
Las condiciones aprobadas en asamblea prohibían la construcción de stands permanentes y garantizaban el uso del espacio como parque natural todo el año.
“Queríamos que el visitante encontrara un lugar vivo, con árboles nativos, aves y un entorno cuidado”, destacó.
Reflexiones sobre la continuidad
Con mirada crítica pero constructiva, Günther subrayó que la historia de la fiesta y del parque refleja tanto logros como deudas pendientes:
“Lo que se proyectó en su momento no se cumplió del todo. Me dolió volver y ver que el laberinto y el parque no siguieron la visión original. Eso no es culpa de una sola gestión, sino de una crisis institucional más amplia que afectó a muchas organizaciones”.
La fuerza de la comunidad
Pese a los desafíos, Günther valoró el entusiasmo renovado en Montecarlo:
“Una fiesta de esta magnitud solo es posible con el acompañamiento de las instituciones, las empresas y la gente. Cuando la comunidad se involucra, el resultado es imparable”.
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