EL RESENTIMIENTO EN LA POLÍTICA

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Editorial | El resentimiento en la política

Por Pepe Levy

La música puede ser excusa para hablar de lo profundo. Sonaba “Burbujas de amor” de Juan Luis Guerra y, entre acordes, apareció la palabra clave: amor. Hoy, cuando ciertos sectores buscan instalar la idea de que solo ellos lo representan, vale la pena detenerse en su opuesto: el resentimiento.

El resentimiento, dicen los psicólogos, es un amargo sentimiento que revive una ofensa una y otra vez, generando bronca, dolor y hostilidad. Se convierte en un malestar duradero cuando no se expresa y pierde su utilidad inicial de advertir que algo duele.

En la política partidaria, el resentimiento es particularmente dañino. En Misiones solemos decir “si te pichaste, perdiste”. Y en muchos casos, quedarse pichado es justamente alimentar resentimientos. Pero el que practica la política no puede darse ese lujo: su tarea es estar al servicio del otro, no quedarse enojado con el adversario.

Decía José Mujica que si alguien quiere enriquecerse, que abra un comercio, pero que no se meta en política. Sin embargo, todos conocemos ejemplos de lo contrario: edificios y quintas que se atribuyen a dirigentes. Y en ese escenario, lo último que necesita la sociedad es una dirigencia que se mueva por resentimientos.

La política exige templanza. Quien guarda resentimiento pierde capacidad de diálogo, se encierra, retrocede en vez de avanzar. Y en política, retroceder cuesta demasiado caro. Por eso, aconsejar a un político que se alimente del resentimiento es aconsejarle mal: lo aleja de la gente y de los espacios democráticos que tanto necesitamos cuidar.

No es debilidad reconocerlo: para manejar el resentimiento, a veces hace falta terapia, hablar con un profesional, sacar hacia afuera lo que duele. Porque nadie está exento de cargar su mochila de enojos y tristezas. Pero un dirigente tiene una responsabilidad mayor: dejar ese peso atrás para no arrastrar con él a toda la sociedad.

El resentimiento no es buen consejero. Y en la política partidaria, puede ser el peor de todos.

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Pepe Levy

Audiodinámica | Crítica Profesional
Radio El Pueblo | 33 años comunicando

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