Consenso o conveniencia
Editorial | Pepe Levy
La elección de nuevas autoridades en la Cámara de Diputados de la provincia dejó algo más que una simple fotografía institucional: abrió interrogantes sobre el verdadero alcance de los acuerdos políticos que comienzan a tejerse en Misiones.
Sebastián Macías fue electo presidente del cuerpo, mientras que el libertario Adrián Núñez asumió como vicepresidente primero. Ese dato, lejos de ser menor, condiciona desde ahora el escenario de la oposición y obliga a observar con mayor detenimiento los movimientos de los distintos bloques.
El respaldo explícito de un sector del oficialismo a un dirigente de La Libertad Avanza no puede leerse como un hecho aislado. Se inscribe en una secuencia que ya tuvo un antecedente claro a nivel nacional, cuando el diputado misionero Alberto Arrúa acompañó la designación de Martín Menem como presidente de la Cámara de Diputados de la Nación. Allí ya se advertía que algo se estaba reconfigurando. Lo ocurrido en la Legislatura provincial terminó de confirmar esa señal.
La votación fue clara: 33 legisladores avalaron la designación de Macías y seis no acompañaron. Ese número, más allá del resultado formal, también marca un dato político que deberá leerse con atención en los próximos meses.
Desde ahora, el interrogante central pasa por comprender cuál será el verdadero rol de La Libertad Avanza en la Cámara misionera: si actuará como oposición real, como aliado táctico o como parte de un esquema de consenso que recién empieza a delinearse.
En medio de este escenario, también se impone otra lectura: el cambio de tono que probablemente comenzarán a mostrar algunos sectores mediáticos que hasta ayer se mostraban abiertamente críticos del espacio libertario. La política real suele ordenar discursos con la misma velocidad con la que ordena votos.
Durante la sesión, el flamante presidente de la Cámara, Sebastián Macías, trazó un discurso centrado en el consenso, el respeto institucional y el valor de las “buenas prácticas” legislativas. Habló de una Legislatura moderna, productora de leyes innovadoras, y reivindicó el liderazgo del ingeniero Carlos Rovira como conductor del espacio gobernante.
Las palabras fueron prolijas. El contraste entre el mensaje de apertura al diálogo y la concentración de poder que aún reflejan las imágenes del recinto es una tensión que seguirá abierta.
Misiones ingresa así en una nueva etapa legislativa. No por el cambio de nombres, sino por la lógica de los acuerdos que empiezan a construirse. La clave no estará en los discursos, sino en los hechos.
Cuando el consenso es auténtico, fortalece la democracia. Cuando es funcional, solo la disimula.
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